En mi casa, vivían 2 niños, yo soy su cuidadora, cuido de ellos y hoy es mi primer día con ellos. Al principio pensaba que eran los típicos niños buenos que se quedan en un rincón haciendo sus deberes, pero, en cuanto cruzé la puerto, esas dos cucarachas vivieron corriendo hacia mí bastante enfadados chillando:
-Has llegado 30s antes -dijo uno- ¿¡Como te lo puedes permitir?!
-Bueno pues, si quereis me voy y vuelvo en 30s. . .
-Demasiado tarde, si lo haces llegarías 30s tarde.
-Bueno, ahora ir a hacer los deberes -les dije-.
-¿Qué? -respondió el otro- Cristina, nos estas ofendiendo.
-Bueno pues. . . podeís. . . ¿ir a jugar a un juego?
-Si, al escondite. Tu cuentaas!
-No creo que sea buena ide. . .
Pero los dos se iban corriendo, entonces no me quedó ningún remedio que contar, 1, 2, 3. . . hasta llegar a 20 y me fui corriendo a buscarles, es mi trabajo. . . Pero ninguno de los 2 aparecía, ¿donde están? me pregunto sin parar, ninguno aparece. . . Pasó el tiempo, no venían así que me senté en el sofá y esperé, nadie llegaba. De pronto, con el reflejo de televisión vi a uno de los dos niños con un cuchillo justo encima de mi cabeza, rápidamente me giré y le dije:
-¿¡Pero que diantres estabas intentando hacer!?
-Nada. . . Vuelve a contar otra vez
-No! antes quiero saber qué ibas a hacer.
-Ya te lo he dicho, nada
Y el otro niño se fue, tuve un larga charla con Davis, uno de los dos, pero creo que lo hacía a propósito para disimular que Javis, el otro, iba ha hacer alguna travesura. Hablamos los 2 de muchas cosas, pero de repente Davis sonrió, tenía una sonrisa de ojo a ojo y miraba detrás de mi hombro, me día media vuelta y vi a Javis con una hacha que rozó mi cuello y de repente no sentí mi cuerpo durante unos segundos hasta que ya no sentí nada. Me dormí. Todo calló, no oía nada, ni sentía nada. Nada de nada. Javis me había. . . matado. . .
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