Erase una vez un niño de 6 años llamado Harry. Harry tenía un hermando, Iñaki y una hermana, Mai. Se acercaba la Navidad y Harry estaba muy emocionado con Santa Claus, pero sus hermanos le decían constantemente que Papa Noel no existía, aunque él no se lo creía. Dos días antes de Navidad, Harry decidió hacer un trato con sus hermanos: El 24 de diciembre por la noche, iban a capturar a Santa.
Llegó por fin el esperado día. Por la noche, los 3 se escondieron detrás del sofá y esperaron. El tiempo pasó y no paso nada ni llegó nadie. Sobre las 2 de la mañana, Iñaki y Mai se fueron a dormir sabiendo que Santa no iba a llegar. Pero, justo cuando se fueron, salió humo por la chimenea y de ella salió un hombre bastante gordo, vestido entero de rojo y con una gran bolsa llena de cosas.
-¡Hola Harry! Soy Papa Noel, Hou Hou Hou. Siento llegar tarde, tuve un retraso en la otra casa, la chimenea era muy pequeña.
-Sants Claus... ¡NO ME LO PUEDO CREER!
-Lo siento pequeño pero tengo prisa. Cierra los ojos, voy a poner los regalos al pie del árbol. Tengo que pedirte un favor, cuando seas más mayor, e dirán que no existo, pero todo eso es mentira, no les creas.
Harry asintió y cerró los ojos. Cuando volvió a abrirlos, Papa Noel ya no estaba. Se había ido. Harry volvió a su cuarto y se puso a dormir.
El 25 de diciembre, toda la familia de Harry se acercó al árbol de Navidad y abrieron los regalos, uno por uno. Cuando Harry abrió un regalo, se encontró una nota en la cual ponía: Hola Harry, soy Santa. Espero que tú y tu familia esteís disfrutando de los regalos y de la Navidad. Seguramente el año que viene nos volvemos a ver. ¡Felices fiestas a todos! Hou Hou Hou. Harry guardó la nota en su mesita de noche y pasó unas magníficas navidades junto a su familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario